Surge una pregunta que guarda relación con el futuro de la literatura argentina:
¿qué hacer con la cabeza del decapitado?
a) Complejas estructuras narrativas.
b) No se puede responder.
c) Construirle un adoratorio.
d) Averiguar con preguntas al oído si el cuerpo del decapitado tampoco tiene piernas y brazos.
e) Esculpirle un cuerpo en granito para ser colocado en la Biblioteca Nacional en la Estación Belgrano.
f) Contarle los ojos.(El autor no ha muerto:
hay que decapitarlo.)Ariel Luppino, El decapitado (Golosina Caníbal, 2021)
Preguntas subsidiarias (ramal Literatura argentina y política):
– ¿Qué rol/función tiene el decapitado en la cefaléutica de la región platina?
– ¿Es, en su carácter de entidad veintiunesca, y respecto de sus predecesores, un redentor, un vindicador, un traidor, un actualizador, un actante más de una disponibilidad perenne y cada tanto habitada?
Si hay algo claro es que, en caso de que la eventualidad granítica consignada en (e) se sustanciara, el decapitado pasaría a formar parte de la toponímica del TRE.
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